El alumnado de 2º Primaria ha realizado,
en el área de Valores Sociales y Cívicos, esta actividad sobre habilidades de interacción, de E.
Responsable, fundación Botín, con la
que se pretende que el alumnado desarrolle determinadas habilidades sociales
que le ayudarán a relacionarse con los demás en diferentes ámbitos de su vida,
tanto en el ámbito escolar como fuera de él.
Para comenzar la actividad, hemos
preguntado a los niños y niñas porqué en clase o en casa, cuando están sus
padres o los profesores delante, se suelen portar bien, a lo que han
respondido, al unísono, que si no se portan bien les riñen o los castigan.
Alguno de ellos ha reconocido que alguna vez, incluso en presencia de un
adulto, se ha portado un poco mal y que, efectivamente, le han reñido o lo han
castigado. Y lo mismo ha pasado cuando les hemos preguntado sobre su
comportamiento en el patio, en la calle, en el parque… porque a veces “se les olvida portarse bien”. Pero
todos y cada uno de ellos y ellas han reconocido que esos comportamientos no
son correctos, que no está bien portarse mal.
A continuación, hemos proyectado un
fragmento de un capítulo de “Zipi y Zape”. En él se muestra cómo el comportamiento
de un grupo de niños y niñas durante el recreo no es adecuado (hacen daño a los
compañeros y compañeras, se pelean, se burlan de otros niños y niñas…). Para
reflexionar sobre lo que hemos visto, les hemos dado un folio y, uno a uno, han
ido comentando aquellas acciones que han visto y que no eran correctas, y las
hemos ido anotando en la pizarra. Después, cada uno ha copiado esos
comportamientos inapropiados en la parte izquierda de su folio, y les han ido
asignando una puntuación (de 0 a 4) según consideraban que eran “algo malos”,
“malos”, “muy malos”, etc.
Por último, hemos invitado al
alumnado a “corregir” esas acciones, reflexionando sobre qué consecuencias
podían tener esos malos comportamientos y, por el contrario, lo que recibimos
cuando nuestro comportamiento es el adecuado, y escribiendo aquellas cosas que
se podían haber hecho mejor.
La sesión ha terminado con un juego
cooperativo en el que el alumnado tenía que ir formando una gran culebra que
iba reptando por la clase (sin usar las manos). Poco a poco, los niños y niñas
que formaban la culebra tenían que ir acercándose a alguno de sus compañeros o
compañeras para que pasase a formar parte de ella. Siempre tenían que guardar
la misma distancia y la culebra no se podía romper mientras zigzagueaban, por
lo que debían tener una buena comunicación y organizarse de tal manera que la
culebra nunca se rompiese. La actividad ha resultado ser todo un éxito, ya que
han formado la culebra y se han movido por la clase sin ninguna dificultad,
hablando entre ellos, escuchándose y colaborando para conseguir su objetivo
final. Por ello, al terminar la sesión los hemos felicitado por su gran trabajo
en equipo.
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