Para que aprendan
sobre el valor de la amistad, es necesario cultivarla y alimentarla día tras
día con el contacto de sus iguales, aunque a veces se haga difícil por
encontrarse en la etapa del “YO” y del egocentrismo, donde solo ve a sus
compañeros/as como personas con las que jugar, siéndole difícil de ponerse del
lado del punto de vista del otro.
Con el cuento “Alex y
el ratón de cuerda” de Leo Lionni, hemos trabajado la amistad entre dos seres
muy diferentes, y pese a sus diferencias, ellos se sienten muy cercanos.
Álex es un ratón
real, de carne y hueso y vive en una casa en la que no le aprecian mucho. Cada vez
que le descubren, solamente se oyen gritos y le persiguen a escobazos. En busca
de comida arriesga su vida, así que se siente solo e incomprendido.
Guille es un ratón de
cuerda, es el juguete preferido de su dueña. Duerme rodeado de amigos y se siente
muy querido por ella.
Álex y Guille se hicieron
muy buenos amigos y compartían muchos momentos, pero en la soledad de su
ratonera, sentía envidia por la vida que llevaba su amigo, ya que a él también
le gustaría sentirse querido y no tener que esquivar la escoba.
Un día, Guille le
cuenta a Alex que había oído hablar de un lagarto que era capaz de transformar
un animal en otro diferente. Álex estaba dispuesto a perder su movilidad con
tal de sentirse querido.
El lagarto le dijo
que necesitaba una piedra morada. Cuando por fin la encontró, descubrió que
Guille y otro montón de juguetes estaban metidos en una caja que iba a ser
tirada a la basura. Ana había celebrado su cumpleaños y con todos los regalos
nuevos, se había aburrido de algunos de sus juguetes, entre ellos el ratón de
cuerda.
En ese momento Álex
se da cuenta, que el cariño que Guille ha recibido es efímero, y depende de
otros factores, así que toma una decisión: al lagarto no le va a pedir que lo
convierta en un ratón de cuerda, si no que pedirá que Guille se convierta en un
ratón de verdad.
Cuando llega a casa
descubre que la caja de juguetes está vacía, pero cuando llega a su ratonera le
espera una gran sorpresa; el lagarto le ha concedido su deseo, Guille se ha convertido
en un ratón de verdad.
La narración del cuento ha resultado
muy motivadora, sintiéndose muy felices nuestros niños/as, sobre todo cuando
realizaron un ratoncito de plastilina que llevaron a casa para poder compartir
el cuento con sus familiares.
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