lunes, 22 de mayo de 2017

ESCUCHA ACTIVA. Aula de 5 años


         Al reto fundamental al que nos enfrentamos en esta sesión es de volver a la calma después de una actividad de patio. Vivimos en un mundo en el que la distracción es continua y el bombardeo de estímulos no cesa.
A través de los sentidos tratamos de poner en contacto a los niños con el momento presente tratando de identificar las emociones y sensaciones de ese instante único.  La información que nos envían es mucho más intensa de la que a menudo somos conscientes.
Primero, en clase tomamos conciencia de nuestro cuerpo y nos tranquilizamos mientras nos aseamos.
Después, salimos al patio y tenemos que despertar todos nuestros sentidos, percibir cómo estamos y conectarnos con el momento presente.
Ser conscientes de nuestros sentidos es una herramienta muy poderosa. No sólo nos aportan sensaciones minúsculas  sino que nos acostumbran a conectar con percepciones más sutiles, lo cual puede ser de gran ayuda;  sobre todo cuando  se trata del control de las emociones.

Cerramos los ojos y centramos nuestra  atención en lo que se escucha, escuchando tan sólo lo que se halla presente instante tras instante. Sonidos que aparecen y desaparecen, sin interpretar la experiencia momentánea como agradable, desagradable o neutra, más allá de todo juicio y más allá de todo pensamiento, sólo estar escuchando, respirando, conociendo...














Fuimos conscientes de la importancia de nuestros oídos. Escuchamos con atención absoluta los sonidos internos: el latido de nuestro corazón, la respiración, los movimientos del estómago... los sonidos del ambiente un coche que pasa, el sonido de viento, los pajaritos,  voces…
Después abrimos los ojos y seguimos observando esos y otros sonidos y fuimos conscientes de esa información a través de otro sentido la vista, para más tarde expresarlo de forma oral y  mediante un dibujo.
El objetivo principal de esta práctica es la observación atenta y consciente de lo que pasa por nuestra mente y nuestros sentidos, sin juzgar o dejarnos llevar.
Los ejercicios de mindfulness ayudan a los niños a centrar su atención en lo que hacen en cada momento (el aquí y el ahora) y a percibir lo que sienten o piensan.
Con la atención plena no se trata de lograr un estado de relajación o evasión, sino un estado de atención serena, sin tensión ni alerta.




















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