martes, 28 de abril de 2015

Rincón del bienestar en primaria

¿Por qué un rincón del bienestar? 

¿Cuántas veces has interrumpido hoy tu clase para decirle a tu niño que se relajara o callara?
¿Cuántas veces has tenido que planificar minuciosamente los grupos de trabajo para evitar conflictos o rechazos entre tus alumnos?
¿Cuánto tiempo de tus sesiones dedicas a prevenir o resolver conflictos?
¿Cuántas explosiones de sentimientos -ira, tristeza, rabia, miedo, alegría... has visto en tu clase?



Sabemos, que como maestros, siempre nos vemos agobiados por el dichoso tiempo que siempre nos falta. Partiendo del seminario sobre Inteligencia Emocional realizado en nuestro colegio, en primaria hemos decidido probar a crear el rincón del bienestar, dado que en algunos grupos tenemos alumnos muy nerviosos, conflictivos, pasivos e incluso con problemas de afectividad  y autoestima en algunos casos.

Vamos a intentar, con este rincón, recuperar un poco de ese tiempo que siempre nos roban los conflictos o las conductas disruptivas.


¿Qué es el rincón del bienestar?

Siempre se ha dicho que el vaso se ve medio lleno o medio vacío según la perspectiva con que se mire. Si te encuentras bien, lo verás medio lleno. Hay que intentar buscar el bienestar de tus alumnos y de ti mismo como maestro en la medida de lo posible.

Se trata de habilitar una parte de tu aula para que el alumno y, ¿por qué no? el maestro, tenga un espacio y un momento para buscar el bienestar, para encontrarse bien. Hay que activar todos los sentidos hacia el bienestar. Una imagen, un sonido, un olor, una textura... puede activar un recuerdo que te produzca sensación de bienestar, de tranquilidad, de emoción, de cariño...

¿Para qué quiero el rincón? (Objetivos)

Enseñemos a nuestros alumnos a identificar sentimientos, especialmente aquellos negativos (miedo, tristeza, ira...) y  canalizarlos o transformarlos en sentimientos positivos (cariño, alegría, tranquilidad...) realizando actividades o ejercicios específicos de relajación y auto-control en el rincón; a prevenir una interrupción de la sesión e incluso un conflicto en el aula, y finalmente reflexionar sobre la situación que le ha hecho llegar a tener ese sentimiento.



¿Cómo lo pongo en marcha? (Metodología)

¿En qué me tengo que basar?

Aprendizaje significativo. Lo que los alumnos aprendan realizando estas actividades lo pueden aplicar no sólo dentro del aula. En todo momento, hacemos un análisis inconsciente de cómo nos sentimos y actuamos dependiendo de ello. Aprender a controlarse y a sentirse mejor, es algo que debemos hacer en el ámbito escolar, familiar, laboral, juegos, etc.

Colaboración con la familia. Es muy importante que las familias nos ayuden a fomentar la inteligencia emocional. Pueden permitir que los alumnos traigan materiales para el rincón, colaborar con los maestros en actividades específicas, expresar sus propios sentimientos a sus hijos y pedir que ellos también les cuenten qué les ocurre y cómo se sienten.

Individualización. Lo que a mí me hace sentir bien, a lo mejor a ti no te gusta. Cada persona tiene sus métodos y gustos a la hora de escoger qué les hace sentirse bien.

Socialización. Favorecer la empatía. Si somos capaces de reconocer los sentimientos en los demás, sabremos actuar acorde a ellos, intentando siempre producir sentimientos positivos en los que nos rodean.

Autoevaluación. Reconocerse a sí mismos y reconocer los sentimientos de los demás e intentar evitar aquellas situaciones que nos disgustan, son la principal meta de este proyecto. Asimismo, ellos aprenden a decidir la conducta correcta, ya que aprenden cuáles son las consecuencias que cada decisión lleva consigo.



¿Dónde lo coloco? (Organización de espacios)

En primaria es muy complicado dedicar un espacio para el rincón del bienestar. Normalmente se puede aprovechar el rincón de lectura o de manualidades, ya que esos rincones en sí, transmiten tranquilidad y bienestar de por sí a los alumnos.

Si tienes la oportunidad de dedicar un espacio especial, intenta que esté un poco aislado del grupo aula general, pero a la vez, que tengas el control visual en la mayoría de los ángulo de tu clase.



En este caso, el armario de la biblioteca nos permite ubicar nuestro rincón del bienestar. Está al fondo del aula y próximo al rincón de los proyectos.











¿Hay alguna actividad previa?


Lo primero de todo, hay que aprender a identificar sentimientos. Se recomienda comenzar con las 4 emociones básicas: ira, alegría, miedo y tristeza. Poco a poco, cuando dominen estas emociones, podemos introducir otras como el afecto, la sorpresa, la vergüenza y la aversión.


Una vez identificados los sentimientos, en consenso, crearemos un código de dibujos que expresen cada emoción.

A continuación, hay que hacer un estudio de los alumnos para saber qué situaciones o cosas les hacen sentirse felices, tranquilos y cariñosos. Podemos hacer preguntas sencillas como:
- ¿cómo te lo has pasado bien últimamente?
- ¿cuál es tu lugar favorito?
- ¿a dónde te gustaría ir de vacaciones?
- ¿cuando vas a la cama en quién piensas?
- ¿qué tipo de música te gusta?
- ¿te gusta hacer manualidades?
- ¿qué te gustaría que te dijera tu maestro? ¿y tu familia?
- ¿cuál es tu color favorito?
- ¿tienes algún juguete, juego, manta... especial?

A partir de aquí, comenzaríamos a crear nuestro rincón del bienestar.

¿Qué puedo poner en el rincón? (Organización de materiales)



Puedes crear tu propio rincón como maestro, en un lugar próximo a tu mesa de profesor. A veces lo creamos sin darnos cuenta con una foto de un ser querido, una foto de un curso al que le hemos tomado mucho cariño, un regalo de un alumno, una frase inspiradora... Explícales, que todo eso te hace sentir bien, que es tu rincón particular del bienestar.





A continuación, pídeles algo semejante a tus alumnos. Que traigan una foto, un juguete (que no les importe compartir), un dibujo, un trabajo del que se sientan orgullosos, una frase inspiradora, un "me gusta cuando...", etc. Empieza a crear el rincón pidiéndoles que lo coloquen en el lugar que les guste. Puedes añadir muchos objetos más e introducir de vez en cuando algún objeto sorpresa.

Algunas sugerencias son:
-          papel de burbujas para explotar
-          pelotas / barra antiestrés
-          fábrica del color: colorear sal con tizas
-          cojines, almohadas y telas suaves
-          muñecos traídos por los propios niños
-          collares, gorros, pulseras, pendientes…
-          fotos
-          frases agradables, motivadoras, cariñosas…
-          pompero
-          plastilina
-          dibujos y proyectos realizados por los propios niños



 

 

 

 

 



¿Cuándo podemos usarlo?


El rincón se puede utilizar siempre que el alumno lo necesite. Hay que dejar claras unas normas básicas para que no se convierta en un caos. Mis normas han sido las siguientes:



1. Si me encuentro nervioso, triste, enfadado, inquieto, con miedo... y necesito relajarme... me voy al rincón. Si el maestro me lo sugiere también.
2. Me levanto sin interrumpir la clase ni molestar a nadie.
3. Sólo puede haber una persona en el rincón.
4. Estoy en el rincón no más de 4 minutos (un ratito nada más)
5. Respeto los materiales del rincón y lo dejo recogido.
6. Escribo mi nombre, dibujo el símbolo de mi sentimiento y la actividad que realizo.



Otras actividades relacionadas

A lo largo del curso, seguimos trabajando la inteligencia emocional: identificar los propios sentimientos, el autocontrol, la motivación, la autoestima, la empatía y manejo de conflictos.

Podemos realizar como actividad final nuestro "jarrón de la amistad". Consiste en aprovechar los jarrones obtenidos de la fábrica del color (sal pintada), y añadir una flor con un mensaje positivo escrito sobre un compañero. Todos tendrán su propio jarrón y todos tendrán alguna flor con mensajes positivos de sus compañeros.



¿Cómo nos ha ido con el rincón? (Evaluación)

Empezar siempre cuesta. Sacar tiempo, saber aprovechar actividades del currículo y aplicar actividades de inteligencia emocional... pero resulta muy satisfactorio cuando comienzas a ver los efectos positivos.

El primer problema con el que me encontré, fue la indecisión de los alumnos de explicar qué les hacía sentirse bien. Les daba vergüenza explicarlo en público. Por tanto, hemos decidido que sería algo opcional.

El segundo problema fue el caos inicial de levantarse para ir al rincón. Es algo novedoso que nunca han visto hasta el momento. Mi opción ha sido dejarles a ellos solos organizarse. Simplemente durante la primera semana (que ha sido lo que han tardado en pasar todos alguna vez por el rincón) recuerdo las normas al empezar la mañana. Pronto no lo notarán como una novedad y simplemente lo utilizarán si realmente lo necesitan. Otra opción, podría ser escribir las normas en un lugar visible del rincón. Podemos utilizar iconos en aquellos cursos donde la lectura aún no se haya alcanzado o sea un obstáculo.

¿Cuándo un niño se levanta porque realmente lo necesita o lo hace por "escaquearse" de la clase? Si vemos esta conducta repetitiva en un alumno, en primer lugar debemos recordarle las normas particularmente. Si esto aún no resultara efecto se plantearía una actividad alternativa previa al rincón: completar una actividad, hacer una actividad alternativa en su sitio...

Gracias a la recogida de "visitas del rincón", podemos hacer una reflexión sobre qué alumnos lo utilizan más, por qué, y si resulta efectivo. Las visitas al rincón a lo largo del curso, van disminuyendo. Hay repuntes, cuando se introduce algún material nuevo, pero derivan de la curiosidad principalmente, o de la vuelta de puentes y vacaciones, derivada de la ansiedad de retomar la rutina.

.En mi caso he reducido considerablemente las interrupciones de las sesiones. He conseguido trabajar mejor en proyectos. Los alumnos se preguntan ¿cómo estás? o les oyes comentar sus problemas. Son más sociables, empáticos y hay una clara disminución de conflictos, y sobretodo, los veo felices.






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