Una de las primeras actividades principales que se debe realizar para comenzar a educar la inteligencia emocional es identificar emociones.
Vamos a trabajar sobre las cuatro emociones primarias: la ira, la tristeza, el miedo y la alegría. A partir de ellas, podemos ir introduciendo las emociones secundarias: la vergüenza, la aversión, el amor y la sorpresa.
Podemos comenzar mostrando imágenes de un niño al que llamamos Pablo. Elegimos ese nombre porque no hay nadie en la clase que se llama así.
Pedimos identificar cada emoción y que los alumnos expliquen un argumento de por qué se puede sentir así. Normalmente explican situaciones de la clase, pero también podemos orientar nuestras preguntas:
- ¿Qué crees que le ha pasado hoy a Pablo al levantarse?
- ¿Por qué está Pablo triste?
- Hoy Pablo está feliz al volver del colegio, ¿qué crees que le ha sucedido?
- El Sábado Pablo, se sorpendió. ¿qué crees que sucedió?
A continuación podemos pedir que relacionen ese sentimiento con una vivencia personal.
- ¿te ha gustado ese sentimiento?
- ¿qué podría hacer para sentirse mejor?
Pedimos a los alumnos que doblen un folio por la mitad. En una mitad dibujarán la situación de Pablo y explicarán en una oración qué le ha sucedido para sentirse así. En la otra mitad dibujarán a Pablo contento y con otra oración explicando qué le ha sucedido para que haya cambiado de sentimiento.
Ejemplo:
Maestro: ¿Qué le pasa a Pablo?
Niños: que está triste
Maestro: Pablo se ha sentido triste cuando se iba a poner a hacer los ejercicios. ¿Qué creéis que le ha pasado a Pablo?
Niños:
- que no sabe hacerlos
- que no encuentra la página
- que no encuentra el bolígrafo
Maestro: Si no encuentra el bolígrafo... ¿qué podría pasar para que no estuviera triste?
Niños:
- prestarle un bolígrafo
- ayudarle a buscarlo
A continuación se pide que realicen la actividad del folio.
Por último, no te olvides de felicitar esta acción cada vez que la observes en tu clase.
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