¿Cómo
será la humanidad dentro de 1000 años?
Esta es la difícil pregunta que la clase de 4º del San José Obrero de Cieza hemos tenido que contestar para el proyecto del recurso "Reflejarte" de este curso escolar, (E. Responsable, fundación Botín)
En
primer lugar, pensamos en cómo podrían ser las ciudades de 3024, aportando ideas
por equipos a través de la actividad del “folio giratorio”, para después debatir
dichas ideas y plasmarlas.
Nosotros
creemos que los pueblos pequeños desaparecerán y las ciudades serán más grandes
y estarán más concentradas. Seguramente, los edificios actuales cambiarán:
serán más altos, más tecnológicos, controlados quizás por IA a través de
sensores, chips y dispositivos electrónicos. Los materiales utilizados serán
distintos a los actuales, para resistir mejor el calor y el frío extremos. Y
tendrán mucho color, que contrastará con el cielo gris. Los espacios naturales
y verdes ayudarán a combatir la contaminación y a regular la temperatura, por
eso creemos que habrá pequeños ‘bosques’ y espacios de vegetación y naturaleza
en las zonas urbanas. ¡Incluso edificios cubiertos de plantas e invernaderos
flotantes!
Las
carreteras también sufrirán cambios y veremos mucho transporte público,
bicicletas, vehículos eléctricos no contaminantes, coches voladores ¡e incluso
transbordadores y naves!
Después,
con todas estas ideas en mente, creamos nuestras láminas de acuarelas sobre las
ciudades del futuro.
El
siguiente paso fue pensar en cómo seremos los seres humanos en 1000 años para,
posteriormente, crear un retrato.
Después
de una lluvia de ideas y una puesta en común, llegamos a las siguientes
conclusiones:
Nuestro
cuerpo cambiará, es probable que seamos capaces de integrar la tecnología en él
para ayudarnos a respirar mejor, a ver mejor, a procesar la información, a ser
más fuertes y resistentes, a combatir enfermedades y a mejorar nuestras
capacidades. ¿Cómo?, pues a través de implantes cibernéticos, prótesis
avanzadas o miembros biónicos. ¡Es decir, seremos una fusión entre humanos y
robots!
También
cambiaremos nuestra forma de vestir; necesitaremos ropa especial y térmica para
soportar la exposición solar y los climas extremos; y nuestros complementos
favoritos serán la mascarilla y los dispositivos de respiración para aguantar
en una atmósfera irrespirable y un aire contaminado.
Y
una pregunta muy importante, ¿seremos felices? Es probable, pero dependeremos
tanto de la tecnología que nos constará más relacionarnos socialmente y eso nos
convertirá en seres más solitarios.
Entre
toda la clase, creamos un retrato utilizando acuarelas sobre una persona del
futuro, intentando reflejar todos estos conceptos. Lo titulamos “Un futuro gris
(con notas de color)”, porque así nos imaginamos en 1000 años, un mundo en
escala de grises y explosiones de color
donde convive la melancolía y la esperanza.